En la noche del 30 de septiembre, un potente terremoto de magnitud 6,9 sacudió la costa central de Filipinas, en la isla de Cebú, el más mortífero que ha sacudido el país en más de una década. Días después, aún se desconoce el número de vidas perdidas y los hospitales están desbordados, ya que la gente se ha unido para rebuscar entre el barro y los escombros, en busca de señales de vida. La magnitud de la destrucción es asombrosa, con unas 18.000 casas destruidas y 450.000 personas afectadas en toda la isla de Cebú, y 38 escuelas dañadas en la ciudad de Bogo.

En el momento del terremoto, nuestros equipos ya estaban en Filipinas, construyendo aulas resistentes y sostenibles en la isla de Catanduanes. Esta presencia continua nos permitió responder inmediatamente cuando se produjo el desastre. Pero llegar a las comunidades afectadas fue todo menos sencillo.
Conduciendo hacia el norte de Cebú, la devastación se hace rápidamente innegable. Familias enteras se alinean al borde de la carretera bajo refugios improvisados, sosteniendo carteles de cartón en los que se lee "Necesitamos comida" y "Necesitamos agua". Incluso a horas de distancia del epicentro, en la ciudad de Bogo, enormes rocas y corrimientos de tierra bloquean las carreteras, profundas grietas parten el pavimento y tramos enteros son casi intransitables. Muchas comunidades permanecen aisladas, y llegar hasta ellas lleva tiempo y esfuerzo.

All Hands & Hearts presta ayuda urgente
Junto con Streetlight, nuestro socio a largo plazo en el país, estamos prestando ayuda urgente. Compramos y enviamos por avión seis generadores, lo bastante potentes para suministrar electricidad a pequeños refugios y centros comunitarios. A las pocas horas de llegar a la ciudad de Bogo, nuestro equipo se registró en el centro de mando local para coordinar los esfuerzos e identificar a las comunidades más vulnerables.
La primera entrega de ayuda -dos generadores con combustible y alargadores para más de 220 hogares- tuvo lugar el sábado en Polambato Barangay, una comunidad de viviendas construida originalmente para los supervivientes del tifón Yolanda. Muchos residentes habían vivido allí durante más de una década, pero el terremoto de esta semana causó daños estructurales generalizados, y se informó a la comunidad de que volverían a ser desplazados. Cuando nuestro equipo llegó, muchas familias dormían en tiendas de campaña o bajo lonas a las puertas de sus casas.
También se han comprado productos familiares y de higiene, que están listos para su distribución en los próximos días, con el objetivo de llegar a 4.000 hogares.
Marca la diferencia
El camino que tenemos por delante es difícil, pero la resistencia de las comunidades que hemos conocido es aún más fuerte. Con su apoyo, estamos llevando luz, alivio y dignidad a las familias de Cebú.
Gracias por acompañar a las comunidades en sus momentos de mayor necesidad.