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EL IMPACTO EN LA EDUCACIÓN TRAS UNA CATÁSTROFE
16 DE MARZO DE 2023
Cuando se produce una catástrofe, sus efectos se dejan sentir en toda la comunidad durante años. El impacto en la educación tras una catástrofe suele pasarse por alto, pero tiene consecuencias sociales abrumadoras.
Como consecuencia de los daños o la destrucción provocados por las catástrofes, la educación se interrumpe durante semanas, meses y, a menudo, años, lo que deja secuelas sociales y económicas devastadoras para generaciones enteras. Esta situación se agrava en los países donde el acceso a la educación ya es difícil.
Las investigaciones sugieren que las consecuencias de estos sucesos peligrosos en las escuelas reducen los logros educativos, dificultan el rendimiento académico y generan mayores tasas de absentismo. Estas vulnerabilidades, agravadas por los efectos terciarios de la catástrofe inicial, como la enfermedad o la desnutrición, también pueden contribuir a que los alumnos falten a la escuela y, a largo plazo, podrían repercutir en sus oportunidades, decisiones y/o ingresos cuando lleguen a la edad adulta.
Por eso All Hands and Hearts (AHAH) aboga por la reconstrucción de escuelas resistentes a catástrofes en la fase inicial de la recuperación, para garantizar que las comunidades puedan volver más rápidamente a una cierta sensación de normalidad.
Con los estudiantes en la escuela, pueden socializar con sus compañeros, continuar su educación y tener una mejor oportunidad de obtener calificaciones de calidad, mientras que los padres pueden volver a trabajar, proporcionando un ingreso para sus familias con la tranquilidad de saber que sus hijos están a salvo.
Recientemente, AHAH ha finalizado diez espacios de aprendizaje transitorio (TLS) en seis escuelas del sur de Leyte (Filipinas), dando apoyo a más de 2.000 estudiantes. Filipinas, un país propenso a múltiples peligros cada año, está clasificado como uno de los lugares más peligrosos del mundo para vivir.
En diciembre de 2021, el tifón Rai (conocido localmente como Odette) causó estragos en esta nación insular, destruyendo más de 2.400 escuelas. Cuando comenzó el curso académico en agosto de 2022, Leyte del Sur se enfrentaba a un gran reto: insuficientes aulas para el aprendizaje presencial. Más de 3.500 aulas fueron consideradas inutilizables por el Departamento de Educación. Su solución, para la mayoría, fue enseñar en tiendas de campaña. Una solución nefasta para lo que son los años más formativos de la vida de una persona.
Sin un entorno de aprendizaje adecuado, esta generación de niños y las siguientes se enfrentarán a una mayor probabilidad de desempleo o explotación laboral, lo que les abocará a una vida de pobreza. Para AHAH era primordial abordar alguna parte de esta crisis educativa para evitar que se hiciera realidad.
Al escuchar esta necesidad, cambiamos nuestro ámbito de trabajo tradicional (la construcción de una escuela entera, un proyecto que tardaba unos seis meses en completarse) por la construcción de TLS para llegar al mayor número posible de alumnos de las escuelas más vulnerables de la zona.
Un TLS es un módulo singular diseñado para satisfacer las necesidades de una escuela afectada por una catástrofe que servirá hasta bien entrada la fase de recuperación a largo plazo. Se trata de un entorno cómodo y atractivo en el que los alumnos pueden prosperar. La iluminación natural, la ventilación suficiente y unas temperaturas interiores agradables son cruciales para crear un espacio acogedor en el que los alumnos estén deseosos de participar.
AHAH trabajó con el Departamento de Educación para mejorar y reforzar el diseño propuesto para el TLS, asegurándose de que se ajusta a la cultura del sur de Leyte y puede resistir hasta ciclones de categoría tres, creando un espacio educativo con una vida útil mínima de cinco años. Un ejemplo de estas modificaciones es el uso de amakan, un material de construcción tradicional en Filipinas consistente en bambú partido tejido, en lugar de madera contrachapada, para mejorar la ventilación.
El siguiente vídeo recoge el ciclo de vida de este programa, en el que escuchará las voces de los miembros de la comunidad, incluidos alumnos, profesores y padres, y será testigo de los daños y la destrucción causados por el tifón Rai en las escuelas a las que hemos prestado servicio. Por último, verá el TLS y lo feliz que está la comunidad al saber que sus hijos aprenden en un entorno seguro, propicio y feliz.
A los 448 voluntarios que aportaron su inagotable energía y pasión, muchos de los cuales eran padres de alumnos, a nuestro entregado equipo de personal y a los generosos donantes que apoyan estos programas para que se hagan realidad, ¡les damos las gracias!
Escrito por Emma Parkhouse, Directora de Relaciones con los Donantes de AHAH