Celebrando el poder de las mujeres albañíles nepalesas
30 de marzo de 2022
Nos sentimos increíblemente honrados de contar con un grupo de cinco albañiles nepalesas dedicadas a trabajar en nuestro Programa de Ayuda a Nepal. En 2017 pusimos en marcha el proyecto de formación de mujeres albañiles y desde entonces se ha mantenido fuerte, continuando con el estigma de que las mujeres no pueden trabajar en puestos de construcción cualificados y reconociendo el papel vital que desempeñan las mujeres en la construcción de su comunidad después de un desastre.
Tenemos el honor de compartir a continuación la historia de una de nuestras albañiles, Indra, que ha afrontado y superado muchas adversidades en su vida y ha encontrado un camino hacia adelante con las oportunidades que esta formación abrirá para ella y su comunidad.
INDRA
Indra, de 35 años, vive con seis miembros de su familia en una casa hecha principalmente de madera en Dudhauli, Sindhuli. Posee una escasa parcela de tierra que se ve constantemente amenazada por la erosión de las riberas de los arroyos debido a los torrentes de los monzones.
A lo largo de su vida, Indra tuvo que enfrentarse a muchos retos; nació en una familia muy empobrecida. Indra perdió a su padre cuando tenía dos años y fue obligada a realizar trabajos infantiles que incluían llevar una cesta de bambú llena de sales en la cabeza. Esta situación llevó a su familia a obligarla a casarse con un hombre que no conocía a la temprana edad de once años.
En su nuevo hogar, siguió teniendo problemas. Sin la oportunidad de obtener una educación o experiencia en un trabajo cualificado, su marido se vio obligado a realizar trabajos de baja remuneración y de gran intensidad de mano de obra.
La familia se vio abocada a un mayor caos económico debido a las luchas de su marido contra el alcoholismo. Las dificultades económicas, unidas al aumento del número de hijos debido a la sociedad patriarcal que da preferencia a los hijos varones, la obligaron a buscar un empleo en el extranjero. Después de pasar seis años en el extranjero, regresó a su casa tras saldar la deuda familiar.
A pesar de los esfuerzos de Indra por conseguir la estabilidad económica de la familia, la pandemia de COVID-19 agravó sus dificultades anteriores, cerrando todas las actividades económicas. Ella intentaba por todos los medios ganar dinero para mantener a su familia. Estaba eufórica cuando escuchó el anuncio de sus familiares sobre el programa de formación de albañiles de All Hands and Heart. Al mismo tiempo, estaba triste y ansiosa, pues suponía que no podría ser inscrita en el programa por no haber cursado estudios. Su felicidad, dijo, no conoció límites cuando fue seleccionada a través del proceso de entrevistas.
Cuando se le preguntó por sus expectativas del programa de formación, respondió: "Mi pueblo es famoso por tener almacenes de albañiles semicualificados. Pero no hay mujeres albañiles debido a los estereotipos sociales de género. Se supone que las mujeres deben realizar trabajos de poca monta y mal pagados. Esta formación me ayudará sin duda a impartir conocimientos de albañilería para toda la vida, además de ofrecerme ingresos adicionales y de infundirme confianza para que pueda hacer carrera en ella".
Además, esta formación me ha dado la oportunidad de reír y compartir sonrisas, que había olvidado desde el inicio de la pandemia de la corona, con albañiles, personal y voluntarios de todo el mundo".